28 mar 2011

Carpintero, el inquietante vidente.

Alberto Carpintero, además de muy buen amigo, es un hombre que nunca deja indiferente. Tal vez sea por su radiofónica voz, tal vez por su cultura cinematográfica, o tal vez, y como intuyo, por su inclonable manera de ser. Lo que nunca pensé es que dentro de ese cuerpo forjado en el Bierzo se encontraba el sucesor natural de una larga estirpe de personajes españoles, siempre ninguneados por la sociedad, cesto de burlas a manos el españolito de a pie, infravalorados por naturaleza. Si, como todos imagináis, me refiero a los videntes.


La tarde del Domingo comenzó con un diluvio, que aunque apenas duró veinte minutos, dejo huella en todas las calles de Madrid. En una de ellas, cercana a la estación de Atocha, estaba Alberto Carpintero, Red Bull en mano, esperandome. "He dormido 2 putas horas y encima he estado a full todo el dia en el rodaje" me dijo nada más verme. Sin más dilación, entramos a ver la función "La última novia de Kafka" en la cual aparecía Aitana Novau, gran actriz y compañera en uno de los cortos del binomio "PASIÓN". Alberto acusaba su cansancio con el paso de las horas, y un lento comienzo de la función no ayudaba en nada.


Tras ello fuimos a recoger a una amiga que llegaba de Cartagena, y al final, como siempre la cosa se fue liando y liando hasta el punto de acabar en el restaurante Tomy Mel´s, famoso por sus grasientas hamburguesas traidas de los años 50. En esta improvisada cena de amigos surgió una idea, por otra parte bastante típica de este tipo de reuniones "Ojalá tuvieramos un Trivial para echarnos una partidilla".1 hora mas tarde estabamos todos en un piso sentados por equipos y preparados para el comienzo del juego. A un lado del tablero, Alberto Carpintero, yo y la clarividencia de saber que nuestros cerebros no iban suficientemente oxigenados a esas horas. Al otro lado María (La chica que vino de Cartagena), Nuria (Su compañera de piso) y Jose Ignacio (Mi compañero de piso, antigua pareja de trivial, pero separados por una pregunta cuya respuesta era "Afrika Korps").

No quitaré mérito a que Alberto y yo ganamos una primera partida en cuestión de 25 minutos, tampoco negaré que las preguntas, por fuerza de la casualidad, no fueron todo lo difíciles que podían haber sido, lo que obligó a una nueva partida, pero esta vez desprecintando tacos de preguntas nunca antes abiertos. La tensión estaba en el aire. Y en esta precisa partida fue donde Alberto desató su inquietante poder.
En un momento de la partida donde llevabamos cierta desventaja de 5 quesitos contra 3 quesitos, Alberto y yo comenzamos a tener una racha de varias preguntas contestadas correctamente a una velocidad de infarto, no pasaban más de 30 segundos desde que lanzabamos el dado hasta que volvíamos a cogerlo. Y de repente, tal vez porque esa velocidad mental que desarrollamos convirtió el cerebro de Carpintero en un DeLorean que consiguió viajar al futuro, volver y contestar la pregunta, o tal vez porque el orgullo le llevó a demostrar sus poderes en público, sin pensar en las consecuencias, se dió la siguiente situación:

Agu
: ¡Concentración Alberto!¡Vamos a por esta!


Alberto
: ¡Si, joder!


María
: Voy, eh?....


Agu
: ¡Venga!


María
: ¿Que pelicula de Alfred Hitchcock...


Alberto
: ¡¡¡La ventana indiscreta!!!


María
: ...en la que aparece James Steward...


Agu
: O_O


Alberto
: O_O


María
: ehm...sip...sip.


Resto de personas
: O_O


Después de unos segundos de silencio, Alberto empezó a justificar que habia tenido suerte, que "Joder, como era posible con todas las peliculas de ese director acertar al tun tun", bla bla bla. Aunque todos supimos en ese momento, que Alberto venía de otro lugar, muy lejos, muy remoto.


La última frase que oí antes de seguir tirando el dado vino de la boca del señor Carpintero, como si un poeta le hubiera poseído. "Madre mia amigos, estáis jodidos".

Alberto y yo en la edición de hace 2 años del festival de Sitges.

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